“Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad”. Dr. Daniel Goleman En el párrafo anterior se citan palabras de Daniel Goleman quien acuño el término “inteligencia emocional”; tal como dice, es necesario reconocer, capitalizar y comprender nuestras emociones, para mejorar la calidad de vida de las personas. Tal como se sabe, las empresas contratan a las personas por sus habilidades cognitivas, y las despiden, por su falta de inteligencia emocional. Lo cual nos lleva a las preguntas: ¿Por qué en la vida, les va mejor a unas personas que a otras? ¿Por qué algunas personas que se destacan en su profesión, con un alto coeficiente intelectual, no pueden aplicar esta inteligencia a su vida? ¿Por qué algunas personas con alto coeficiente intelectual, trabajan para otras con menor Coeficiente, pero que saben conectarse, influir y relacionarse con los demás? La respuesta está en las emociones. Antes de empezar a hablar de lleno en este tema de la Inteligencia emocional, contextualicemos: la inteligencia hasta el siglo pasado era “una” lo cual limitaba las capacidades y habilidades humanas a solamente un ámbito: el académico y como utilizábamos ese conocimiento en la vida profesional y práctica, sin embargo había aun mucho por descubrir si se considera la idea de que los seres humanos no utilizamos toda la capacidad neuronal, solo se utiliza el 10% de esa capacidad y de que Genios como Einstein, Stephen Hawking, utilizaban el 12% de esa capacidad, eso nos da una percepción de lo poco que se conoce aun del cerebro y de todo lo que podríamos ser capaces de hacer si se usará mas capacidad, por ejemplo un 30%, cambiando así, la percepción que se tendría de nosotros mismos y por lo tanto del mundo entero. Es importante conocernos a nosotros mismos, y una parte importante de cada persona son las emociones, el saber que es lo que nos pone felices, enojados o exacerbados, nos da miedo, entristece o nos deleita, como influyen las emociones, en nuestros pensamientos, sueños, percepciones, ayuda a tener una cierta comprensión del “YO” y de los demás, pero también hace reflexionar en sentido a que si las emociones están grabadas ya en nuestros genes o el cerebro las aprende del entorno, y al respecto surge la respuesta de que con los estudios del cerebro que se han llevado a cabo se ha aprendido mucho respecto a la fisiología del cerebro, la importancia de los neutro transmisores, hormonas, sistema nervioso, etc., se han producido miles de estudios científicos que hablan al respecto, sin dejar de lado los estudios que involucran de manera formal y científica, a las emociones, datos sin duda valiosos para la comprensión de la naturaleza humana. ¿Qué es la inteligencia? Es la capacidad de adquirir nuevos conocimientos, y aplicarlos en situaciones nuevas, para resolver problemas no programados. Apoyando una vez más teorías científicas: quien es más evolucionado o mas adaptado al medio ambiente, es más inteligente, este principio de adaptación, es una buena conexión con los principios que propone la inteligencia emocional. No basta con saber mucho, con tener todos los datos del mundo de memoria, sino como me adapto, como entro en esa relación con el mundo, Edward Thorndike: postula la existencia en las personas de una inteligencia social, después Howard Gardner en 1986, publica un libro llamado: “Estructuras de la mente: “la teoría de las inteligencias múltiples”, haciendo ver a la sociedad, que el ser humano dispone de diferentes habilidades intelectuales, diferentes inteligencias: INTELIGENCIA COGNITIVA O RACIONAL (Lógica matemática, lingüística, visual Espacial, quinestésica, musical); y LA INTELIGENCIA EMOCIONAL (Inteligencia Intrapersonal e Inteligencia Interpersonal), “la inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar, y modificar, estados anímicos propios y ajenos” la inteligencia emocional mostrada como un proceso, y es muy interesante, posteo que muchas veces nos engañamos a nosotros mismos, como mecanismo de defensa para no sentir esas emociones que de alguna manera “no están permitidas” por las razones que uno considere, por lo tanto, es necesario sincerarnos con nosotros mismos, reconocer esa emoción, y capitalizarla del mejor modo posible, ese, es el verdadero “trabajo” con la inteligencia emocional.