Al iniciar el proceso de investigación, en libros, internet, revistas electrónicas y fuentes de investigación académicas, “se encontraron datos relevantes respecto al tema de Síndrome de Bornout, el creciente número de publicaciones que abordan el tema sugieren que se trata de la afección psicológica-laboral más investigada en las últimas décadas” (Juárez-García, 2014), dicha enfermedad se puede conocer en el contexto de la salud laboral donde surge. Diversos autores han documentado que este síndrome afecta más a profesiones que requieren un contacto directo con las personas y con una filosofía humanista del trabajo, es decir las que necesitan altas dosis de entrega e implicación. De esta manera son muchos los potencialmente afectados entre los que se destacan: enfermeros, médicos, trabajadores sociales, psicólogos, odontólogos, profesores, policías entre otros… (Juárez-García, 2014). Para comprender mejor a que se hace referencia cuando se habla de síndrome de Burnout se cita la definición de Maslach y Jackson misma que es quizás la más citada: “Burnout es un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal que puede ocurrir entre individuos cuyo objeto de trabajo son otras personas”. (Juárez-García, 2014). En otras palabras, la gente que se dedica a trabajar con personas y que al mismo el trabajo requiere de niveles de compromiso, responsabilidad, empatía, inteligencia, tienden a ser vulnerables ante esta afección, cuya base es el estrés, mismo que según Papalia: “El estrés es el daño que ocurre cuando las exigencias que se perciben en el ambiente, los estresores exceden la capacidad de una persona de sobrellevarlos” (Diane, 2010).
Quienes hablan de estrés tales como (Gonzalez-Ramirez, 2007) afirman que además de estar relacionado con el estrés, este síndrome, se asocia a diferentes constructos, por ejemplo citan los estudios hechos por McCraine y Bandasma (1988) encontraron en “una muestra de médicos correlaciones con escasa autoestima y ansiedad, depresión y por ultimo encontraron correlación significativa entre cansancio emocional y baja autoestima”, estos indicadores hacen inferir que mientras una persona tenga un pobre concepto de sí misma, esté expuesta a cansancio emocional y ansiedad, puede tener bajo rendimiento en sus actividades cotidianas, sean estas las propias de un estudiante o de un profesional calificado y con actividad laboral.
¿Y tú? ¿Estas quemado?